Combinamos el enfoque de Comunidad Terapéutica que incluye la filosofía de los 12 pasos junto con el enfoque profesional de psicoterapia psicológica, tratamiento psiquiátrico y atención médica.
Nos enorgullecemos de brindar tratamientos diseñados con perspectiva de género, reconociendo y abordando las necesidades específicas de las mujeres que requieren tratamiento por adicciones.
El período total de tratamiento se divide en 3 etapas de trabajo específico, con una longitud de 8 meses:
Se realiza una valoración clínica inicial (médica, psicológica y psiquiátrica). Se trabaja en el análisis de los patrones de consumo y de los conflictos de la paciente con el fin de diseñar un tratamiento orientado al desarrollo de conciencia de enfermedad y al trabajo de los factores de riesgo influyentes en cada caso.
El principal objetivo es la reintegración familiar, el restablecimiento y la reestructura de las relaciones interpersonales y el desarrollo de habilidades para la vida.
En la etapa final se busca la reinserción social, establecer mecanismos de prevención de recaídas y fortalecer la red de apoyo para la planificación de la vida.
Empleamos un conjunto de recursos y estrategias diseñadas con perspectiva de género para configurar el mapa de tratamiento individual de cada una de nuestras pacientes:
Al ingresar, a la paciente se le asigna una terapeuta personal que le dará seguimiento semanal.
A la paciente se le da un seguimiento semanal por parte de una consejera del establecimiento.
Consiste en sesiones grupales y semanales impartidas por una terapeuta del equipo. Los grupos se dividen por edades y, dependiendo de ello, la temática.
A través de la escritura, la pintura y la música se busca crear un ambiente con diferentes estímulos relacionados con los cinco sentidos para concientizar las sensaciones, emociones e imaginación.
Comprende una sesión semanal de Constelaciones familiares.
Se realiza con frecuencia semanal.
Se fomenta el apreciar, normalizar y agradecer el cuerpo, promoviendo el respeto y la aceptación a la diversidad corporal.
Se realiza con frecuencia semanal.
CODA - Junta de estudio y tribuna para tratar el tema de la co-dependencia y junta diaria de Alcohólicos Anónimos.
Musicoterapia, ejercicio, cine debate, yoga y meditación.
En DIMAC Mujeres nos especializamos en tratar y atender las siguientes afectaciones:
Estos padecimientos se definen por el uso problemático de cualquier sustancia –legal o ilegal–, que modifica la estructura y función del cerebro, generando craving (antojo ansioso), tolerancia, dependencia, conductas riesgosas y una incapacidad para detener el consumo a pesar de presentarse consecuencias negativas en distintas áreas de la vida.
Es una enfermedad crónica caracterizada por el deseo imperioso y la necesidad de beber alcohol, así como también la aparición de un síndrome asociado a su abstinencia y a complicaciones de salud derivadas de su consumo.
Se trata de la presencia, en una misma paciente, de una dependencia y un trastorno psiquiátrico. Entre las comorbilidades más prevalentes entre las personas con trastorno por consumo de sustancias se encuentran la ansiedad, la depresión, la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
Son afecciones graves que afectan la relación que una persona mantiene con la comida, su autoimagen, autoestima y autoconcepto. Perjudican la salud física y emocional por la falta de una nutrición adecuada. Entre los más frecuentes se encuentran la anorexia, la bulimia y el trastorno alimentario compulsivo.
Es el impulso incontrolable de hacer apuestas y continuar apostando sin importar las consecuencias en la vida de una persona. El juego compulsivo estimula el sistema de recompensa del cerebro de forma similar a las sustancias legales o ilegales y genera adicción.
A nivel internacional, diversos estudios especializados sobre adicciones en mujeres coinciden en que las mujeres tienen más dificultades para acceder y continuar en los programas de tratamiento que los hombres. Esto se debe a factores relacionados con los propios programas de tratamiento y por las condicionantes sociales, personales y culturales de las usuarias.
En el caso de las mujeres, es preciso reflexionar sobre la invisibilidad de su consumo de sustancias adictivas (que tiende a ser oculto/privado y por ello difícil de detectar), el miedo a la estigmatización, un mayor daño a la propia imagen y un mayor castigo social que el que los varones perciben, un menor apoyo familiar y de la comunidad, y una mayor afectación en los vínculos familiares y sociales, incluída la cuestión de la pareja, si es que se tiene, porque muchas veces esta se opone al tratamiento. Por otro lado, en el caso de ser madres, se añaden otras dificultades como los sentimientos de vergüenza o culpa, el temor a perder la custodia de sus hijos/as o la falta de adaptación de los servicios terapéuticos en estos asuntos.
Sabiendo que la mayoría de los programas de intervención están diseñados para los varones (que forman la mayoría de usuarios de los mismos), en DIMAC reconocemos el impacto diferenciado de la dependencia de sustancias adictivas en las mujeres, las razones específicas que llevan a las mujeres a desarrollar adicciones, así como los retos particulares en su camino a la recuperación. Por ello diseñamos estrategias de intervención informadas y con enfoque de género que ayudan a cada una de nuestras pacientes a encontrar sus propias soluciones.